No tienes idea todo lo que un baño con agua fría puede hacer por ti. ¡Inténtalo!
Seguramente se te hiela la piel con sólo pensar en darte un baño de agua fría. Sobre todo si eres de las que a la hora de estar debajo de la regadera, tu baño parece un sauna.
El agua fría es usada en muchos tratamientos de spa, en terapias de rehabilitación física y por deportistas debido a sus numerosos beneficios: estimular el sistema inmunitario, despierta la actividad funcional del organismo y mejora la expulsión de las impurezas de la sangre a través de los poros.
Aquí, te damos siete razones para que te bañes con agua fría:
Una piel más firme: Es una increíble solución para cerrar los poros de la cara y para lograr una piel más firme, luminosa y desahogada. En cambio, el agua caliente reseca la piel y provoca deshidratación. El agua fría también promueve la humectación y tonifica tu piel.
Por las mañanas, antes de maquillarte, puedes pasar un hielo por tu cara. Estimulará la circulación, reafirmará tu piel y ayudará a que tu maquillaje se fije mejor.
Por las noches puedes enjuagarte con agua fría, una vez que te hayas desmaquillado y antes de aplicar tu suero o crema de noche.
Pierdes peso: Té ayuda a perder peso porque cuando tu cuerpo está expuesto a temperaturas frías, produce más energía para generar calor, lo que favorece la pérdida de grasa.
Un pelo más sano y fuerte: El agua fría le ayuda a tu pelo a mantenerse brillante, con más fuerza, sin grasa y sano. También cierra las cutículas del pelo. En cambio, el agua caliente abre los poros del pelo y, por lo tanto, se produzca más grasa.
Si de plano eres de las que huyes al agua fría a la hora de bañarte, por lo menos date el último enjuague con agua fría, ¡es una maravilla para darle brillo al pelo!
Mejor circulación sanguínea: Las duchas con agua fría son súper recomendadas para personas que sufren de problemas de circulación (várices, dolores, moretones o escozores). El agua fría fomenta la buena circulación sanguínea y puede aliviar de forma efectiva los dolores.
Tienes más energía: Un baño con agua fría te mantiene más activa y con más energía y vitalidad. De hecho, muchos médicos lo recomiendan en la mañana para iniciar mucho mejor el día y mejorar el rendimiento.
Mejores músculos: El agua fría alivia las tensiones de los músculos, también los tonifica y los relaja. Por ello muchos deportistas la usan después de sus entrenamientos.
Menos estrés: Una ducha con agua fría te da mayor sensación de bienestar y te ayuda a combatir la depresión y el estrés. Además, disminuye la ansiedad muy rápido.
Si no estás acostumbrada, es cuestión que este hábito lo vayas incorporando poco a poco en tu vida. Después de tu baño normal, lleva la temperatura de la regadera lo más fría que aguantes y permanece aunque sea diez segundos bajo el agua. Puedes ir subiendo tu tiempo de duración día a día. También es importante que aunque no te bañes con agua helada, si trates de bajarle al agua muy caliente y comenzar a acostumbrarte al agua más templada.